Experiencia con Alexa (TM)

Gabale · 13 de Julio del 2010

Desde hace tiempo venía con ganas de hacerme unos masajes sensuales. Luego de analizar experiencias aportadas por otros colegas, pude combinar ayer con Alexa.

Reservo el turno de las 20 hs (el último del día). Suipacha y Diagonal Norte. Llego puntual, me recibe ella y me lleva a la habitación que oficia de consultorio. Todo impecable, muy limpio y ordenado. Me ofrece pasar al baño, a lo cual accedo para darme una ducha rápida. Me entrega toalla y me ofrece shampoo. El baño no es nada del otro mundo, pero estaba en perfectas condiciones, sin ningún rastro desagradable de alguien que hubiera podido pasar por ahí.

De regreso en la habitación, me hace recostar boca abajo y empieza la tarea. Me pregunta qué tipos de masajes prefiero: suaves, fuertes... a lo que respondo "fuertes".

Comenzó por el pie, luego subió a la pantorrilla, cuadriceps, y glúteo. Primero pierna derecha, luego la izquierda. Al finalizar con cada una hacia una especia de elongación, flexionando la pierna primero, luego estirándola hacia atrás y luego hacia el costado.

Luego continúa con la espalda, comenzando desde la cintura hasta llegar a los hombros y el cuello. Esta parte es la que más se sintió, ya que ella se sube a la camilla y aplica la fuerza del cuerpo en la presión ejercida sobre la espalda.

Terminada la espalda, sigue con los brazos: arranca en los hombros y termina con los dedos de las manos. Brazo derecho primero, izquierdo después.

Llega el momento del "Ahora date vuelta, despacito". Antes de encarar al amigo, hace una cierta presión sobre la frente, sienes, cara completa, y luego va bajando hasta llegar a la zona que lo rodea.

Fuera remera, y comienza a aplicar crema para empezar la faena. Arranca despacito, te va midiendo de acuerdo a cómo se mueve el cuerpo y a la respiración de uno. Cada tanto te mira fijo, pero la verdad que la cara no dice mucho (aunque tiene dos faroles increíbles). Meto un poquito de mano y no me dice nada, pero empieza a acelerar el movimiento. Mano arriba, mano abajo, mano arriba, mano abajo, los chicos que finalmente se animan y salen al bosque a divertirse, toallitas higiénicas para limpiar al tuerto, y mission accomplished.

Me ofrece otra vez pasar al baño, me cambio, me baja a abrir, nos despedimos, y hasta ahí llegamos.

Consideraciones generales

Ella: debe andar por los 40 años. Fue siempre amable, pero parecía medio robot en el trato. Calculo que el hecho de hablar un idioma completamente distinto debe resultar en esa sensación. Físicamente, quizás esté mejor que otra mujer de 40 años, pero una modelo no era (aunque tampoco fui a buscar eso, sino masajes).

Tabla:

Cara: 7 puntos (los ojos solos serían un 9)

Pechos: 6 (te los refriega durante los masajes, pero los he visto mejores)

Cola: 5 (si bien no es inmensa, tampoco es una manzanita. Es ni fu ni fa)

Oral: ? (no propuso ni propuse)

Cola: ? (no propuso ni propuse)

Masajes: 8 (sabe lo que hace, o da muy bien esa impresión)

Lugar: MUY limpio. Me ofreció ducha al llegar y al retirarme. Hay jabón, shampoo y lo básico que uno pudiera necesitar. La camilla y todos los implementos los limpia entre sesión y sesión (fui testigo de eso). Incluso, cuando salí de la ducha y fui descalzo al consultorio, noté que el piso aún estaba húmedo, por lo que estimo que recientemente había pasado un trapo en el lugar.

Comparte el derpa con (al menos) una compañera, a la cual me ofreció presentarme pero desistí, ya que estaba con el tiempo justo y no tenía muchas ganas de sociabilizar.

Porcentaje de reincidencia: 20%

Los masajes son buenos, pero no me fui "volando", como me ha pasado luego de haber ido con Yuri, aquella chica que publicaba en Baires y literalmente hacía que, cuando salía, no supiera para qué lado caminar.

Gift: $ 120.

Discreción: máxima

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Cualquier otro dato, me avisan.

Gabale

Patiño · 13 de Julio del 2010