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Anecdotas - Historias

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Re: Anecdotas - Historias

 

Mi polvo más humillante.

 

Para ubicarlos, yo tenía pendejos 16 años.

 

Una tarde de verano, me tomo el tren Mitre en Belgrano "C" y me voy a coger al Tigre. Solo.

 

Me bajo en la estación de Virreyes y camino un par de cuadras hasta el hotel Zákate en la continuación de Av. Cazón y la plaza de donde termina. Del otro lado, cruzando la plaza.

 

Yo pendejo, caliente como una pava de lata sobre las brasas.

 

Llego al Zákate y no había ninguna puta. Se ve que era demasiado temprano. Cruzo la plaza y me voy al otro telo... nada.

 

Vuelvo sobre mis pasos y del telo sale una puta, gorda, negra y vestida bien de puta de hace 40 años atrás. Evidentemente puta, la señorita. Sería una mina que me llevaría 10 años a mis tiernos 16 añitos. 10 años y 15 kilos, me llevaba. Pero a los 16 años, todos sabemos cuál de las cabezas del macho es la que razona... No les voy a explicar esto a ustedes, justamente...

 

Hablo con ella, arreglamos los tantos económicos y entramos al telo.

 

Me pongo en bolas y la mina se saca la pollera, la bombacha y se levanta la remera, para mostrarme las tetas. Se tira en la cama y me dice, "Dale, vení y cogeme". Queda en la cama con la remera levantada, los zapatos puestos y las gambas abiertas, mostrándome su concha peluda, abierta, gorda, recién usada por otro cliente y sudada. Más maravillas juntas, imposible de imaginar realmente.

 

Realmente, no se como no me hice definitivamente puto ese día... Gracias a Dios que quedé bisexual, con las experiencias sexuales que he tenido.

 

Yo le pido que se saque la remera y se niega rotundamente.

 

Resignado, me forro y me tiro encima de la mina.

 

Le empiezo a dar bomba y en eso veo que la mina manotea algo.

 

Para mi sorpresa, lo que manoteó era ¡¡¡UNA MANZANA!!!

 

"¿Qué hacés?", le pregunto.

 

Y la negra guacha esta, me contesta : "No almorcé papito. Dale acabá de una vez que no tenemos todo el día".

 

La cuestión es que me cogí a una puta mientras la mina almorzaba una manzana. La mezcla a olor a sexo sudado y manzana que había, reconozco que era bastante original. Nunca más me volvió a pasar.

 

¿Les pasó algo tan humillante a ustedes alguna vez? ¿Se imaginan cogerse a una puta, mientras la puta mordisquea una manzana verde? ¿Alguna puta alguna vez los trató con mayor indiferencia mientras ustedes se la cogían?

 

Y eso que yo tenía, y tengo, una pija bastante gorda. Me acuerdo que una vez una profesional, cuando me desnudé a esa edad también, me dijo : "¡Nene! ¿Qué tenés ahí? ¿Criada a mano?", así que yo dentro de todo me sentía hasta un poco traumado por ser tan pijón.

 

Mientras me la cogía a la gorda, pensaba que cómo tendría la concha de dilatada que ni me sentía, jajaja...

 

Supongo que debe haber sido un polvo muy barato aquel, por lo mal que me trató la yegua esa. Igual, era una negra jodida de mierda. Aunque sea porque yo era un pendejito, me debería haber tratado con un poco más de cariño. O no atenderme en todo caso, si tenía tanto hambre.

 

Fue muy injusto. No se puede hacer eso con las ilusiones de una criaturita como lo era yo en esos momentos. Muy mala profesional. Muy mala...

Lautaro¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!¡O juremos con gloria morir!

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  • 2 semanas más tarde...
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Re: Anecdotas - Historias

 

Va otra anécdota. En realidad dos...

 

Me mudo a vivir solo, a los veintipico, a un lindo departamento de dos dormitorios en Coronel Díaz y casi Libertador.

 

Obviamente, mi casa se convirtió en el centro de la joda de mis amigos. Era la catedral de la orgía, del poker de madrugada, y pensión de amigos fugados de sus casas.

 

La cuestión que un día me voy a comer con un amigo y, a modo de sobremesa, decidimos llamar a una puta.

 

Viene la joven en cuestión, que dijo llamarse "Ariana", vaya nombresito de trola que tenía. Morocha, de pelo corto, unos 22 años, unas tetas por encima del estándar y se cagaba de risa de todo, lo cual la pintaba con muy buena actitud.

 

Cuando la llamé, no le dije que éramos dos. Cuando llega, la recibo y le presento a mi amigo. Le explico que éramos dos, pero que yo solo había cantado a uno por el teléfono. Que le íbamos a pagar doble, pero que estaba en ella si se guardaba el arancel de uno o si lo compartía con el departamento en el que trabajaba.

 

La cuestión que chupón va, chupón viene, nos ponemos los tres en bolas y a la cama. Me la estaba yo cogiendo, con la chica encima mío, cuando mi amigo se la entra a meter por el culo. Se la re banca la mina, y ahí fue nuestro primer polvo con Ariana.

 

Al ratito, ella va sobre mi amigo y la quiero coger yo por el culo.

 

Ella se resiste un poco, que la tenés muy gorda, que esto, que aquello. Mi amigo, que se la estaba cogiendo, la abraza y yo le entré sin miramientos. La niña se relajó y los dos acabamos perfectamente.

 

Lejos de enojarse, ella nos dice que le gustaría volver otro día y me anota en una tarjeta su número particular. Nos contó orgullosa que un día se había cogido a 15 tipos, uno detrás del otro, en el departamento.

 

Con mi amigo, en rueda de amigos, comentamos la hermosa experiencia y, obviamente varios dijeron que la querían conocer.

 

Yo la llamo y arreglo con Ariana encontrarnos en mi departamento el siguiente sábado a la noche, que ella no iba a trabajar a la noche.

 

Cuando llega el sábado a eso de las nueve de la noche, éramos 5 en casa esperándola... Aclaro que andábamos todos por los veintipico, todos deportistas y en líneas generales parecidos, con lo cual si le habíamos gustado mi amigo y yo, los otros nuevos que le presentamos eran tipos parecidos a nosotros.

 

Cuando llega y ve a los cinco, se pone a transar conmigo y nos vamos al dormitorio a coger. Cuando llegamos me dice muy seria : "¿Vos le dijiste a tus amigos que yo trabajaba de esto?" Ahí yo creo que Dios me iluminó y le dije que solo les había contado que ella era una amiga mía. Me dijo : "No se los digas entonces". Desde luego que mis amigos estaban todos dispuestos a ofrecer una contraprestación dineraria por los servicios de Ariana.

 

Al ratito, mis amigos se ponen todos en bolas y van para el dormitorio.

 

La cuestión es que estuvimos todos cogiéndo desde las 21 hs. hasta las 2 de la mañana del otro día y la buena de Ariana no nos cobró un centavo por la fiesta.

 

Pero era una fiestera... maravillosa. Acabé 5 veces cogiéndola a la muchachita. El que menos acabó de mis amigos, fue dos veces. Ariana no nos quiso entregar la cola... se ve que el que fuéramos 5 le resultó un poco amenazante para su integridad anal.

 

Todavía conservo las Polaroid de esa fiesta. Aclaro que fue una fiesta 100% heterosexual.

 

Me acuerdo que mientras unos la cogíamos, otros fueron a comprar hamburguesas para cenar.

 

Eso sí, luego la llevamos hasta su casa, como corresponde a unos caballeros. Y nos fuimos a comer algo a la Costanera, porque nos había dado más hambre. Como corresponde a unos caballeros, después de practicar el sexo desenfrenado.

 

Pocas actividades unen tanto a los amigos, como el compartir orgías. No hay deporte que confraternice como el sexo grupal.

Lautaro¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!¡O juremos con gloria morir!

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  • 2 semanas más tarde...
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Re: Anecdotas - Historias

 

Otra anécdota, a la que llamaré : La lección de economía.

 

Los ubico temporalmente : Pleno carnaval, 23 horas.

 

Los ubico geográficamente : Río de Janeiro, caminando por la Av. Atlántica en sentido sur/norte.

 

Estaba parando en Copacabana, en el Copacabana Palace, más o menos a la mitad de la bahía. Salgo a caminar, solo, para ver como iba a continuar mi noche después de comer, pero orientado a un bar con porno show en la punta, en la Av. Infanta Isabel.

 

A las pocas cuadras, ya había recibido una propuesta de dos gays alemanes de ir a pasar la noche a su hotel y otras más de unos especímenes cuyo sexo no me animaría a definir bajo juramento de ley.

 

De repente, mientras voy caminando, escucho que me hablan al oído. Me doy vuelta y una chica puta, negra, me sonríe ofreciéndome sus servicios.

 

Amablemente y en portuñol, le digo : "Muitas grasas, mais no".

 

Sigo caminando y la chica atrás, hablándome al oído. Era el típico levante callejero de Buenos Aires, pero al revés, con la mina chamuyando al tipo.

 

Insiste e insiste y yo a mi vez, también insisto : "Moito obrigado, mais no. Brigado, no".

 

Y así.

 

A la segunda cuadra, ya con los huevos al plato, porque con la negra atrás hablando no me podía dedicar a levantar yo tranquilo, me paro, me doy vuelta, la encaro y le digo : "So pra saber, ¿cuánto costa fazer el amor con vocé?"

La negra se queda muda, abre mucho los ojos y luego de un par de segundos, con una encantadora sonrisa me dice : "So pra saber, no costa nada".

 

Me re cagué de risa.

 

Si no lo íbamos a hacer, ella lo hacía por amor. Pregunta muy boluda la mía.

 

Me dio toda una lección de economía la chica. En toda economía, los bienes y servicios que no son demandados por el mercado, no tienen ningún valor.

 

Tanto estudiar a Keynes, David Ricardo, Paretto, Samuelson al pedo... Al final terminé aprendiendo economía de una puta callejera brasilera.

 

Conclusión, ahí me saqué de encima a la chica esta. Luego fui el bar de porno show y me llevé una chica (trabajadora sexual) rubia muy atorranta al hotel a pasar la noche.

Lautaro¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!¡O juremos con gloria morir!

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Re: Anecdotas

 

Ahora que les conté esta anécdota, me acordé de otra. La voy a llamar... No, no la voy a llamar para no adelantarles la sorpresa que yo experimenté. En todo caso el nombre de la anécdota, se los pongo al final.

 

En el mismo carnaval y en el mismo lugar.

 

Una de las calles que corta la Av. Atlántica es la Rua Duvivier. Es una calle corta, que tendrá 3 cuadras y es perpendicular al mar.

 

En esa calle quedaba un boliche con un show que me habían recomendado especialmente.

 

La cuestión que voy y al entrar veo como un escenario redondo, a unos 40 centímetros del piso y en el centro del bar. Alrededor de ese escenario, que tendría unos 6 metros de diámetro había unos muy cómodos sillones. Veo que hay varios tipos sentados en los sillones y voy lo más campante y me siento en uno de ellos.

 

Se me acerca un mozo a ver que quería tomar y pido el clásico Johnny Walker etiqueta negra de hombre de mundo. No tenía ni la más puta idea de lo que iba a pasar, y confieso que me sentía medio raro sentado frente a ese escenario bajito y redondo.

 

Empiezo a tomar mi whisky y converso con un brasilero que estaba a mi lado. Mejor dicho, trato de conversar, porque el brasilero estaba tan excitado que aullaba como loco y gesticulaba como un napolitano que se hubiera dado un saque de 10 rayas de merca pura.

 

No le entendí un carajo, pero le puse mi simpática sonrisa, mientras asentía amablemente.

 

En eso bajaron un poco más las luces, iluminaron el escenario y desde atrás salieron unas dos docenas de minas en pelotas que se subieron al escenario e hicieron la tortilla más espectacular que he visto en toda mi vida.

 

¿Qué mierda me hablan de tortilla a la española? ¡¡¡¡Esto era una verdadera tortilla!!!!

 

Imaginen delante mío a una señorita en 4 patas, con otra acostada encima boca arriba enseñándome su concha y con un pié sobre mi bragueta y otra señorita arrodillada chupándole la concha como para los Juegos Olímpicos de mamadas de argolla.

 

Yo, como un caballero, con el pie de la señorita sobre mi entrepierna y tomando mi whisky como si eso fuera una cosa que me pasaba todos los días y a la cual estaba absolutamente acostumbrado.

 

Ahí entendí lo loco que estaba el brasilero. El muy hijo de puta sabía lo que iba a pasar.

 

Al otro costado mío había unos turistas italianos, que como yo estaban al borde del infarto agudo de miocardio. Solo podían gemir ahogadamente los tanos. Me miraban y señalaban al escenario con los ojos abiertos como huevos duros y como si estuviéramos enfrente a la sagrada familia rediviva. Creo que eso les hubiera dejado menos estupefactos.

 

Ese show habrá durado unos 20 minutos. Como mucho media hora, en la que las señoritas iban cambiando de posiciones pero siempre tortilleando como terribles tortilleras como nunca me imaginé que pudieran existir minas tan, pero tan chupa conchas. Chupa conchas, chupa tetas, chupa bocas, chupa patas, chupa culos, chupa chupa lo que se quieran imaginar. Se metían unos chupones, como si les fuera la vida en ellos. Se veían los hilos de baba de las bocas a las bocas y de las bocas a las conchas. Ay Dios... nunca podré agradecer lo suficiente el haber podido presenciar ese show.

 

Y lo mejor de todo esto, es que al terminar el espectáculo, las chicas bajaban a la platea y alternaban con los caballeros que habían observado a la tan fantástica omelette.

 

Desde luego que me llevé a una morochita, que había sido muy babeada por sus amigas, a pasar la noche conmigo al hotel.

 

Nunca en mi vida vi un porno show más caliente que ese. Se los puedo asegurar. Y he visto varios. De todo tipo que se puedan imaginar.

 

Ese escenario era como una paella humana, era el cielo. Y ahí estaba yo, a las puertas, observando a las angelitas estas. Sin ningún mérito cierto para estar allí en ese momento. Solo la gentileza de los astros que, alineados correctamente, me habían puesto en ese lugar.

 

Es indescriptible la calentura que yo tenía en ese momento. Sintiendo el pie de la mina acariciando mi pija a través del pantalón.

 

Y cuando las minitas se te sentaban sobre las rodillas, en bolas, con esas conchitas que habían sido tan desaforadamente chupadas... no les puedo explicar lo que se sentía.

 

A esta anécdota, la voy a llamar : O mais maravilhosa tortilha do mundo.

 

Lautaro¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!¡O juremos con gloria morir!

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