Horrible experiencia con Sofía de avenida Córdoba esquina San Martín

Profe tumbero · 1 de Agosto del 2013

Buenas a todos:

Esta es mi segunda experiencia que subo, pero sucedió el año pasado. Alguno podrá preguntarse porque la subo ahora; pues bien, la semana pasada accidentalmente me reencontré con la señorita, le volví a preguntar el nombre como para subir la experiencia.

La señorita dice llamarse Sofía y se suele poner por la avenida Córdoba, entre San Martín y Reconquista, en la vereda donde está el café Orleans. Ella es menudita, muy buenos pechos, cara con rasgos aindiados, de ojos claros, morocha y el pelo suele llevarlo atado con hebillas que poseen flores artificiales. Incluso la hebilla suele estar del lado derecho de la cabeza. Ella es muy risueña y hasta parece buena onda. Incluso da la sensación de que no posee todos los caramelos en el frasco y los que le quedan los tiene medio pegoteados. Ella suele estar a la noche y, lleva a los clientes al hotel de Tres Sargentos.

Un día tras regresar del trabajo, di una vuelta para ver como estaba el ambiente. Iba escuchando música en mi MP4 y al pasar por al lado de ella, que estaba puesta sobre el lado de la pared a la altura de las paradas de colectivos, me doy cuenta de que me habla. En ese momento pensé que era una mina que me preguntaría por algún colectivo; sin embargo no, al sacarme los auriculares me preguntó que estaba escuchando. Le respondí e inmediatamente me preguntó si quería hacer algo. Le pregunto cuánto era –ahora no recuerdo la cifra exacta pero supongamos que me dijo 400 pesos. Yo dude, era fin de mes y, ella sola baja el monto (supongamos a 350 Pesos). Ante esa situación lloriqueo que es fin de mes y pido rebaja, a lo cual la señorita accede a bajar a 300 pesos y que le compré un sándwich. Le manifiesto que a esa hora iba a ser imposible porque los negocios estaban cerrados, solo que después de ir al hotel fueramos a algún negocio de comidas rápidas. La señorita me dice que podíamos comprarlo en el hotel y nos dirigimos hacia ahí.

Mientras íbamos caminando, me comentó que ella trabajaba en una inmobiliaria, que no era “una cualquiera” y que lo hacía porque la cosa estaba mal y que con “esto ganaba más dinero”. Y comenzó con el lamento gaucho sobre que ella cobraba más dinero y que le estaba pasando que hacía semejantes rebajas.

Entramos al hotel, pago la habitación y encargo las dos consumiciones gratis con el agregado de un tostado para Sofía. Y subimos por el ascensor en donde me pidió que al llegar me fuera a bañar. Ante lo insólito del pedido, le pregunté si olía mal, a lo cuál respondió que “todos los hombres huelen mal”. Es cierto que yo regresaba de trabajar y que no estaba preparado como para salir, perfumado y todo, pero tampoco soy una mugre. Por la mañana me había bañado y voy bien vestido, con ropa limpia, etc.

Al ingresar a la habitación, trato de acortar las distancias y la mina me dice: “¿arreglamos ahora no? Y, una vez que deposité el dinero en su mano, insistió con el tema del baño. Me desnudé y me fui a bañar, mientras la mina se puso a cargar el celular.

Salgo del baño y trato de abrazarla, y consigo una queja de ella porque no me sequé. Bien procedo a secarme y trato de besarla. La mina me rechaza con los argumentos siguientes: que con lo que había pagado, siendo el arancel de ella más alto no podía pedir besos, que ella no solía dar y arrancó con mi aliento, que olía mal. Bueno, quise empezar por sus melones y me detuvo que con mi aliento la iba a dejar con mal olor.

Entonces, le pedí que me la chupe. Le pedí que lo haga sin y, obviamente, me dijo que no. Me calzó el forro y empezó con un pete absolutamente desganado. A los minutos, para y me dice: “no puedo oles muy mal, andá a bañarte”.

Yo, a esa altura estaba muy molesto, pero tratando de mantener la compostura le manifesté que ya lo había hecho. “Hacelo de vuelta” me respondió.

En ese interín trajeron el pedido y lo acomodé sobre la mesa. Me metí en el baño y procedí a bañarme. La mina se acercó y se puso a fiscalizar mi baño y en un momento deslizó que no lo sabía hacer ¿Bañarme?. Entonces comenzó a darme indicaciones: Que use crema de enjuague que eso me quitaría el mal olor, que me enjabone acá, etc. Obviamente, el tiempo iba corriendo.

Terminado mi segundo baño, volvimos a la cama. Calcé un forro y le pedí que me practique sexo oral, la mina accede, pero al rato vuelve a quejarse de mi mal olor. Le pido de hacer una 69 y me saca cagando. Primero que si tenía tan mal aliento la iba a infectar, luego a darme una lesión de moral respecto a que si ella tenía algo me podía infectar y que luego yo iba a infectar a mi esposa (que no tengo y tampoco preguntó). La lección de moral seguía. Milagrosamente, mi amigo seguía parado. Entonces le pedí de coger. Ya mi intención era que los pibes salgan al recreo y volver a casa. Era evidente que era una mala experiencia y que no había posibilidades de reflotarla. La pongo, con ella sentada arriba y comenzó a quejarse que por el dinero que había pagado las pretensiones que yo tenía y ella (pobrecita) lo que tenía que aguantar. E incluso siguió con el tema de mi mal olor. Lo que obtuvo, fue lo que buscaba, mi amigo cayó. Entonces, empezó a denigrarme por mi falta de erección. ¿Para que salís con una mujer si no se te para?. ¿Si vas con una mina a un telo, porque no tomás algo antes? Y por último ¿Por qué no vas a un médico?.

Bueno, me levanté empujándola y le dije que ya basta de maltrato y que nos íbamos. Entonces la mina se levanta, se va al baño y al pasar dice que se va a lavar porque la iba a dejar con mal olor.

En ese interín vi sobre la mesa el pedido y, en tiempo record me tomé la gaseosa cola mía. Vi el tostado y comencé a comerlo, con más bronca que con hambre y a tratar de bajarlo con la gaseosa lima limón de ella. Sale del baño y me ve que estaba comiendo la última porción del tostado mientras con mi mano derecha tenía la botella de gaseosa y arremetió con lo siguiente:

“¡Cómo te estás comiendo mi tostado!. ¿Quién te dio derecho?. ¡Eso era para compartir y la gaseosa era para mi!”.

Y ahí obtuvo mi respuesta. “Lo pagué yo, lo consumo yo”.

Y arremetió: “Sos una porquería de hombre, sos un egoísta. Eso era para mi”.

La miré fijo y bajé violentamente la botella de gaseosa hacia la mesa mientras la sujetaba desde el pico. Creo que ella pensó que la quise romper y usar el pico a modo de arma corto punzante y, se cagó. Le dije: “andá, cállate la boquita mejor y vestite porque de acá nos vamos y si tenés hambre con la guita que te di te comprás algo”.

Entonces levanta su ropa toda junta y se va al baño y veo como empieza a manipular el celular, como mandando mensajes (no habló). Y yo, aparándome en su susto le grité: “¿Qué esperás querida?”. Sin largar la botella.

La mina se vistió, yo también hice lo mismo, manteniendo ambas botellas cercas y nos fuimos del cuarto. En el ascensor empezó a refunfuñar nuevamente, respecto a mi maltrato. Consiguió que girara sobre mi, la mirara fijamente y le dijera que se cayara, cosa que hizo. Salgo del ascensor y veo que ella se queda dentro del hall del hotel. Salgo a la calle y me encuentro bien sobre el frente del hotel a un muchacho de la federal, que ni bien salí se me quedó mirando.

Supongo que la mina le avisó al consigna, porque tuvo miedo de lo que le podía pasar afuera. No iba a hacer nada, solo le avisé a algunos amigos colegas que no pisaran el palito con Sofía y, ahora que estoy en el foro trato de avisarle a la mayoría.

Salvo por excepciones de señoritas que hacen encuentros en ese hotel (Gaby la colombiana por ejemplo) las mnas de la zona son trampas caza bobos.

Tabla:

Más que una tabla, para la señorita, una lápida.

Reincidencia: never in the puta life.

Abrazos a todos

pacon · 1 de Agosto del 2013