Analía PV Maipú 3XX 5to 7X

Explorador · 29 de Mayo del 2012

El 27 de agosto del año pasado publiqué una experiencia que tuve con Analía, una de las chicas que trabajan en el PV de Maipú 3XX 5to 7X, a metros de Corrientes. En aquella oportunidad mencioné , tanto mi calidad de habitué de ese Departamento Privado, como de fiel cliente de Analía. Si bien no soy partidario de relatar sucesivas reincidencias, la gran cantidad de mensajes que recibí solicitando más información sobre esta particular meretriz, he decidido dar a conocer mi último contacto con ella.

Se trata de la visita que realicé al mítico PV de Maipú 3XX el día 16 de mayo, tal como figura en mi agenda. La verdad que éste fue un mes muy movido y para aquella fecha me era menester una caricia en el alma. Analía era la candidata perfecta, toda vez que esta mujer consigue hacerme olvidar de todas las amarguras. En un estado de profunda angustia existencial llamé aquel miércoles a las 15 horas haciendo una reserva para las 18 hs; a las 17 hs salí de la oficina. Llegué en pocos minutos a la intersección entre Corrientes y Maipú, me senté en un restaurante y pedí un cortado mientras me entregaba a la lectura de “Heráclito” de Heidegger y esperé que se hiciera la hora. Faltado quince minutos pedí la cuenta, guardé mi libro en el maletín y apuré el paso a la galería donde se encuentra este alcázar.

La galería es segura y si bien hay poca gente circulando por allí no se llama la atención ya que hay algunas oficinas, que incluyen un estudio contable y el bufete de alguna abogada. En la entrada hay una puerta de vidrio de apertura automática, sólo hay que esperar un segundo a que se abra y ya estamos adentro. A pocos metros existe una suerte de garita de madera donde siempre hay dos hombres, que no preguntan ni dicen nada.

Avancé y mis pasos retumbaron en el lugar, ya que se trata de un edificio antiguo con pisos dobles. Al llegar al final del pasillo, a la izquierda hay un ascensor bien amplio, abrí y marqué el 5to piso. Bajé y al llegar a la puerta cambié el maletín de mano, toqué el timbre, se abrió la mirilla de la puerta y después el ritual de recepción: un cariñoso «Hola querido», me da un gentil comentario sobre mi traje, el maletín, el reloj o el perfume y me pide que pase a la habitación. Siempre cambiamos algunas palabras, ya que es una mujer muy educada y correcta y si algo he aprendido en mis visitas a los PVs, es que uno debe hacer migas con las recepcionistas o encargadas, de esa manera uno se evita cambios a últimos momentos, veracidad respecto a las reservas y sobre todo, respeto con el tiempo.

Cuando apareció Analía se me dibujó una sonrisa en la cara y un poco desaparecieron mis males. Ella es una mujer bonita, llamativa y sensual. Cara redonda, la punta de la nariz graciosamente dibujada, el cabello teñido de rubio cayendo graciosamente sobre su espalda con un conjunto erótico de color negro compuesto de corpiño, bragas y una suerte de falda muy corta que llegaba a la altura de las nalgas; remataba su atuendo unas sandalias con taco, de las famosa «gladiadoras», las mismas que son foco de mis fantasías desde la adolescencia. Un beso en los labios seguido de un «hola, te extrañé» fue el preludio de lo que vendría. Esta mesalina tiene la capacidad de que uno crea, realmente, que ella está con el amor de su vida, consigue gracias a su dominio en el arte del placer elevarme al nirvana, colocarme en ese momento en el que, como dice Heidegger en «Heráclito» los Dioses forman parte de nuestra cotidianeidad, con ella, el tiempo se fragmenta, se deshace.

Deslicé entre sus dedos los cuatro billetes de su arancel y le indiqué que había reservado por dos horas. Ella rió, asintió con la cabeza y dejé en la mesa de luz la propina acostumbrada. Me entregó una limpia toalla blanca. Salió y volvió al rato mientras yo me higienicé. Al volver a la habitación allí estaba ella, sentada en el borde de la cama. Avancé y le besé el cuello, fuí subiendo hasta llegar a sus labios y me comió la boca. Siguieron caricias que aumentaron de tono con cada segundo. Caímos sobre la cama en una danza lujuriosa e incontrolable. Mi ropa voló por toda la habitación, el reloj terminó en el piso con los gemelos, la camisa en un sillón porque tuve un segundo de lucidés... sus manos se apoderaron de mi cuerpo y tras unos minutos me realizó una de las felaciones más tiernas que mi memoria pueda registrar. Si bien hay otras Escorts con muy buenos antecedentes, la ventaja de Analía es que ella te mira a los ojos mientras lo practica y te dice algo que te atraviesa el corazón. ¿Una mentira? Si ¿Y que importa? Al tiempo que estaba por venirme, ella, profesional sin dudas, se percató e interrumpió la faena para subirse en mi cara. Así estuvimos cinco minutos mientras se corría en mi cara con violencia. Se bajó, me colocó el profilactico, dos o tres movimientos de su lengua y comenzamos la penetración. Analía conoce lo que el cliente quiere, y sabe hacerlo, prolonga los momentos de placer ya que sabe que es una manera de asegurar una reincidencia... conmigo van años. Probamos varias posiciones, misionero, sus dos piernas sobre mis hombros, de costado, ésta última alternada con caricias por ese cuerpo tan pequeño como sensual. Entonces comencé a meterle un dedo por el ano. Luego otro y ella, que me conoce porque soy uno de sus clientes más fueles, me indicó que podía ya podía penetrarla. Poseso por una pasión irrefrenable e ilógica como la de Calaf la di vuelta, se puso en cuatro y de a poco comencé a entrar en su ano.Le abrí las nalgas para ver mejor como mi miembro desaparecía en su interior y me moví cada vez más rápido.

¿Cuánto tiempo estuve así? No lo sé, pero en un momento ella comenzó a tomar el control, se empezó a mover y contraer los músculos y no pude más por lo que terminé corriendome y ahogando el grito todo lo que pude. Ella se zafó de mi y me recostó en la cama. Agotado, bañado en sudor apenas si podía respirar. Me quitó el condón y me limpio con unas toallas de papel. Se recostó a mi lado y nos abrazamos. Hablamos de trivialidades y luego de unos besos volvió a mi miembro con esa boca de mil amores. En una mamada de varios minutos se fue el segundo. Quedé exhausto. La escuché ir al baño, lavarse la boca y luego volver. Se recostó nuevamente a mi lado y creo que me quedé dormido unos minutos. Después abrió los ojos mientras me daba un beso. Miré el reloj, quedaban poco más de 45 minutos. Retomamos la acción inmediatamente, besé todo su cuerpo, me quedé un rato en su sexo y luego fui subiendo hasta sus pechos. Estiró la mano, tomó otro profiláctico y me lo colocó. Y como decía una ex novia española “dale-que-te-pego”. Esta vez fue más rápido, más violento y apasionado, no sé, le tiré del pelo mientras ella en cuatro me decía que no parara, que siguiera... sí, si, sé que mienten,sé que somos simplemente clientes, pero clientes satisfechos.

Me vine con mucha fuerza y me recosté en ella, exhausto, sin aliento. Ella me acomodó en la cama y fué a bañarse, volvió al ratito y me alcanzó un vaso con agua. A los pocos minutos yo estaba vistiéndome luego de pasar por el baño. Me fuí, feliz y contento, con $400 pesos menos, pero satisfecho como siempre que visito a Analía.

Servicio: 10.

Depto: 9.

Edad aparente: 27-30.

Cara: 9

Tetas: 8 (más grandes que la última vez)

Colita: 10 entrega.

Panza: 7.

Cuerpo en general: 8,5 (promedio de cara, tetas, cola y panza)

Relación con las fotos: No publica.

PT: sin y 10.

Besos: si.

Garching: 10

Relojea?: no, pero es un PV. A mi me respetan el horario.

Onda: 10

Reincidencia?: Desde hace años y seguiré.

Cobra por adelantado: si

Gift: $200 la hora. Yo pasé dos horas y le dejo propina de $40.

Explorador · 29 de Mayo del 2012