Rubro 59, Escorts acompanantes, Sexo, Prostitutas, Masajistas, Strippers, Traviesas, Fantasias eroticas, Hombres
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La nube tóxica se filtraba hasta en los departamentos de las putas. Pero yo quería ponerla. De entrada, una negociación:
-Me estaba yendo, por lo de la nube. Puedo quedarme media hora.
-Bueno. Lo dejamos para otra vez.
-No querés media hora?
-No. Todo bien, cuando se disipe la nube vuelvo.
-Ok, puedo una hora pero si tomás el servicio completo, de $550.
-Lo tomo.
Ese día la nube no iba a ser un accidente en solitario. También estaba la lluvia. Y, en otro plano, pero igualmente ingrata, Brisa.
Me desvisto y paso al baño. La habitación estaba escasamente iluminada, con las persianas bajas. No funcionaba el aire acondicionado, hacía calor. Vuelve mi compañera de polvo con un vaso de Fanta. Se saca el corpiño, la tanga, y me invita con un gesto a subir al cuadrilátero.
Estaba teniendo sexo con un mimo. Se congeló en posición perrito y peteó. Se dio media vuelta y me invitó a penetrarla. Le acaricié las tetas, el pezón con el piercing, el culo rígido. La agarré fuerte, pero la chica se me había escapado hace rato. Nunca había estado. Mimo.
Mientras me vestía empezó a contarme del pánico en las calles, la gente con barbijos, lo que mostraba el noticiero. Gente evacuando, dijo.
Salí a la calle y me empapé. Entonces vi los primeros barbijos blancos. Blancos y ajustados con tiritas. El de Brisa era mejor, invisible y más eficaz en la erradicación de agentes molestos. No le había podido dar ni siquiera un beso.