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Contraje, de un tiempo a esta parte, varios vicios. El de revisar las novedades de las páginas de escorts todos los días, con puntualidad inviolable, asoma entre los más molestos. Religiosamente, cada mañana reviso mis páginas de cabecera, que son, a la sazón, tres. El patetismo de la causa no obra en desmedro del efecto: abundo en datos, ando sobreinformado y repleto de novedades que la mayor parte del tiempo no canalizo en polvos. Pero hoy no (el mediodía de hoy, para ser exactos).
Esta mañana Platynum lanzaba su novedad, que para mí no lo era: a Brenn la conocí cuando todavía era una pendeja en trance de iniciarse, gateando en circuitos amateurs. En ese momento no publicaba, pero me acuerdo que siempre amenazaba con hacerlo. La emoción de reconocer a la pendeja y acordarme de las fenomenales orteadas que propinaba fue todo uno. Carita angelical y toto infernal: pobre pero suficiente descripción de esta niña.
La llamo sabiendo que no se iba a acordar: -“No, quién sos?”. Resignado a ser un cliente más, pido info y coordenadas para el encuentro. Antes de cortarme, tuvo un gesto de cortesía: -“Ah, creo que ya se quién sos…”. Honestamente, ya no me importaba. Quería esa cola.
Me apersoné en su departamento en zona de Palermo. Como buen optimista del garche, ya me sentía al borde de la hazaña. Toco el timbre y me pongo a especular con las formas que al minuto me reciben en sus brazos:
- “Así que eras vos! ”
-“No me mientas turrita, no tenés idea de quién soy”. Risas de ambos. Como preludio no estaba mal, seguía siendo la misma pendeja linda y simpática de hace un año. Estaba vestida para el bobazo: hilo dental negro dibujado en las curvas de la cintura y perdiéndose definitiva y escandalosamente en las profundidades del back. Me dio un beso, invitándome a pasar, y pude apreciar la excelencia de ese orto en retirada. Con el morbo instalado en la mirada, desfachatadamente, le suelto: “- Que buena que estás pendeja”.
Ahí se me acerca y me come la boca despacito, suave, sin énfasis innecesarios. Muy linda transa, mientras mis manos iban de su espalda al culo y ella intentaba producir, de alguna manera, sin frenar nunca el beso, mi desnudez. Se produjo y las características de mi emoción le arrancaron comentarios elogiosos. Por supuesto, descarto la veracidad de los mismos, aunque esta piba está atravesada de autenticidad, cuesta no creerle cuando te dice, por ejemplo, que le encanta tirarte la goma. Así que le creí. Y me pegó un pete (sin, obviously) de los mejores que me hayan practicado. Optimus praxis. Sin manos, lengua aplicada en zonas críticas, show de miradas y saliva, recorridas perpendiculares y horizontales, momentos de deep throat, en fin, amplio repertorio felacional. Si no me hubiera ofrecido de pasar al garche, habría proyectado mi amor durante el concierto de armónica. Pero yo había ido por ese toto.
Lo que siguió fue un unitario (espléndidamente ejecutado por la niña) de ojete. Primero por autopista, ya que gracias al notable estado de lubricidad de la pendex no fue para nada complicado conectar. Murra en variadas sintonías, tocando el clímax con mis manos sujetando la minúscula cinturita y haciéndola empinar la cola en la cama, para comérsela y darle un saque concluyente por el back. Una decena de estocadas certeras me dieron, finalmente, la gloria. Le doy un beso falsamente claudicatorio (pensaba seguir garchándomela en instantes) y le digo, soberbio: “- Ahora te acordás, no?”
Me invita una gaseosa, paso al baño y cuando vuelvo a la cama la muy turrita me esperaba jugando con la tanga, parando el culo y poniendo una carita de nena mala que aceleró sensiblemente mis tiempos de recuperación. En breves instantes ya estaba listo para volver a combatir. Esta vez la hice moverse un poco a ella, la puse a petear una vez más (insisto, gran técnica) y salió una cabalgata, agarrándola fuerte del culo, ella acercando la cara para transarme, que me liquidó para lo que quedaba del día. -“Imposible. Me dejaste sin ganas de garchar”. Seguía haciendome el gracioso, pero no se si se dio cuenta que decía la verdad: estaba groggy.
Creo que la minita es una muy buena opción para los fanáticos del back. Y complementa excelentemente con el pt y el cuerpito de teen, firme y con buenas curvas. En fin, cuando restablezca reservas de líbido y billetes, muy posiblemente vuelva. Amo este tipo de pendejas.
Tabla
Cara: 9, muy bonita
Cintura:9
Cola: 9 (entrega)
Tits: 7 (de pendeja)
Pete: 10 (sin)
Besos: si
Onda: 9
Reincidencia: probable.
Gift: $800